La creciente inseguridad a que se enfrentan los países del Sahel ha hecho que se dupliquen el número de escuelas que se han visto obligadas a cerrar o han dejado de estar operativas en los dos últimos, según ha denunciado el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), lo cual está teniendo un impacto directo en la educación de los niños. Según la agencia de la ONU, unas 2.000 escuelas en Burkina Faso, Malí y Níger están cerradas debido a las amenazas contra el personal educativo, los ataques contra las mismas y el uso de los centros con fines militares. Como resultado, unos 400.000 niños no pueden ir a la escuela y más de 10.000 profesores no pueden trabajar o se han visto desplazados por la violencia, ha precisado en un comunicado.
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